Pero no le pasa a todo el mundo. No le pasa a casi nadie. Me tocó estar del otro lado, tomar finales. Y traté de hacer la experiencia un poco más amena...
No alivió nada, lxs estudiantes no me aceptaron los caramelos y siguieron igual de nerviosxs. Aunque cuando se iban sí agarraban. Igual pienso que es un lindo recibimiento.
Otra cosa que me parece importante, es relajar el gesto, sonreir (yo, como docente)...aunque es algo muy sencillo, siempre es mejor que la cara de circunstancia o de "te equivocaste".
Y después, bueno, conversar con ellxs. Decirles que la idea es que nos cuenten lo que aprendieron, que conocemos su proceso, que no es una muerte segura si se equivocan.
Creo que hay que repensar los finales. Sacarlos de ese lugar de horror y tensión. Buscar que realmente sean un momento de aprendizaje e intercambio. Pienso que uno tiene que asumirlo y transmitirlo. No sé cómo, pero lo voy pensando. Los invito a dar sus opiniones.
Más allá de todo, fue una experiencia re linda, al menos para mí. Poder observar las reacciones de lxs distintxs personas y que la gran mayoría pudiera manejarlas y dar cuenta de lo aprendido. Descubrir que más allá del vómito de contenidos que hay en casi cualquier final, todxs pudieron hacer un proceso de análisis sobre alguno de los temas y transmitirlo.