¿Por qué historietas? Porque tengo mucha diversidad de momentos de aprendizaje de la lectoescritura en mi aula y me pareció que este tipo de texto me daba la oportunidad de trabajar con todos. En general tiene fragmentos predecibles o deducibles y, al no ser escrituras extensas, lxs chicxs con mayores dificultades se animaban igual a escribir.
Además cuando les pregunté, ninguno leía historietas..."no les gustaban". Y me pareció terrible. Les voy a contar por qué a lo largo de esta secuencia llegué a la conclusión de que lo que en realidad no les gusta a -mis estudiantes al menos- es no saber.
Y así, a partir de la lectura, las preguntas y la discusión entre todos, fuimos descubriendo que no había "porque sís"...que cada parte era importante y era utilizada de cierta manera por una razón.
Nos dimos cuenta que si una onomatopeya empezaba chiquita y se iba agrandando, era que el ruido se hacía cada vez más fuerte.
Que había símbolos en la historieta que nos mostraban cómo se sentían los personajes...porque el que tenía rayitos en la cabeza capaz estaba enojado, pero si le salían de la panza podía ser que le doliera.
Vimos que las viñetas no son siempre iguales: algunas son más largas, mas cortas, mas largas, finitas, rotas o como sea. Y que eso tiene que ver con la historia.
Nos dimos cuenta que sin los dibujos no podemos leer la historieta, porque si el personaje dice "no me pasa nada" pero en el dibujo está llorando, o está de color verde, la historia es otra.
Nos dimos cuenta que si un personaje está dormido, tiene ZZZ alrededor y lo que puede llegar a decir, está dentro de un globo de pensamiento.
También de que el tamaño y la forma de las letras nos cuentan del tono y de las intenciones de los personajes...
Y mientras tanto íbamos escribiendo. Un día completábamos un globo de diálogo en una historieta escrita por otro. Otro día poníamos símbolos u onomatopeyas. Más adelante completábamos una historieta con nuestros dibujos y todo. Sin darnos cuenta ya estábamos inventando nuestra historia e historietéandolo.
Y ya cancheros, leímos Los sueños del sapo, de Javier Villafañe y decidimos transformarlo. Y ahí nos dimos cuenta que, si la historieta no tiene muchísimo texto; y que si tenemos que convertir un texto con tanta poesía...entonces tenemos que hacer que nuestros dibujos reflejen esa poesía. ¡Y qué dibujantes hay en el aula!
Les comparto algunos dibujos:
"–Anoche fui árbol –dijo–, un álamo. Estaba cerca de unos paraísos. Tenía nidos. Tenía raíces hondas y muchos brazos como alas, pero no podía volar. Era un tronco delgado y alto que subía. Creí que caminaba, pero era el otoño llevándome las hojas. Creí que lloraba, pero era la lluvia. Siempre estaba en el mismo sitio, subiendo, con las raíces sedientas y profundas. No me gustó ser árbol."
Los sueños del sapo |