Los cuadernos de pensamientos propios sobrevivieron en nuestro pequeño rincón del colegio, ahí al lado de la puerta de entrada. Y florecen como los colores de los árboles...
Cambió el año, cambió el grupo, cambió la maestra. Se mantuvieron el grado y algunas propuestas.
Los cuadernos de pensamientos propios sobrevivieron en nuestro pequeño rincón del colegio, ahí al lado de la puerta de entrada. Y florecen como los colores de los árboles... Conversación a partir de la lectura de los cuadernos de pensamientos propios...
M: ¡Yo tengo dos preguntas! Uno, ¿cómo se hizo la vida? Dos, ¿cuántos colores existen en el mundo? N: ¡Yo sé cuántos hay! J.B: ¡Yo también! ¡Son como un millón! V: Y, deben ser como, ¡como 700! Porque mirá, solo en los árboles ya tenemos dos colores que crecen todo el tiempo y entonces son un montón: el verde y el marrón. Los demás, desordenados: ¡Sí! Y también hay hojas de otros colores: amarillo, naranja, rojo, marrón... V: ¡Y distintos marrones y distintos verdes! F: ¡Y los que no conocemos! V: Claro, porque están en otros países, como la Torre Eiffel, que está en París... Yo: Sí, pero además hay colores que no vemos...¿sabían que los perros sólo ven blanco, gris y negro? (WOOOO) Seguramente hay otros animales que ven más colores que nosotros... B: Como los gatos... Yo: ¿Por qué los gatos? V: Y, porque si los perros ven blanco y negro, los gatos deben ver más colores. N: ¿Cómo nacen los gatos? ¡¿Y los sapos?! F: ¡¡Yo séeeee!! ¡Porque en mi casa hay huevitos y nacen unas pelotitas negras que están en el agua y después les crece la cabeza y son sapos! B: ¡Yo sé cómo nacen las mariposas! (Y así siguieron un rato, mientras yo pensaba lo muy poesía que son)... Hace un tiempito ya, en la escuela se decidió hacer coincidir la semana de las letras con el Día de la Tradición.
La fiesta era un viernes...el lunes de esa semana, la bibliotecaria contó que íbamos a leer cuentos de distintos lugares de Argentina y que el viernes íbamos a cerrar con el festejo del Día de la Tradición, que recordaba el nacimiento de José Hernández, escritor del Martín Fierro. Con ese título empezaba la secuencia sobre historietas que trabajé el mes pasado...
¿Por qué historietas? Porque tengo mucha diversidad de momentos de aprendizaje de la lectoescritura en mi aula y me pareció que este tipo de texto me daba la oportunidad de trabajar con todos. En general tiene fragmentos predecibles o deducibles y, al no ser escrituras extensas, lxs chicxs con mayores dificultades se animaban igual a escribir. Además cuando les pregunté, ninguno leía historietas..."no les gustaban". Y me pareció terrible. Les voy a contar por qué a lo largo de esta secuencia llegué a la conclusión de que lo que en realidad no les gusta a -mis estudiantes al menos- es no saber. En esto de ser docente, por suerte, existen muchísimxs referentes. Maestrxs y profesorxs apasionadxs por su trabajo, que escribieron sobre sus experiencias y las repartieron con generosidad. Es el caso de Luis Iglesias, maestro de una escuela rural unitaria que se propuso que su aula fuera un espacio de libre expresión para lxs alumnxs que pasaron por ella.
Este maestro encontró en el dibujo y la escritura dos herramientas para que lxs chicxs pudieran ser y hacer. Y armó, junto con ellxs, los Cuadernos de Pensamientos Propios. Cuadernos en que lxs alumnxs dibujaban y escrbían sobre su día a día, sobre lo que observaban o los movilizaba. Sobre las preguntas que se les presentaban…sin las rigurosidades que suele exigir la escuela, pero pensándolo como algo factible de compartir con los demás. Estos cuadernos fueron un éxito y suscitaron una recopilación maravillosa, como lo es Viento de estrellas (uno de los libros publicados por Luis Iglesias). Sin embargo a nosotros nos llega la experiencia acabada, masticada. El producto exitoso de todo un proceso. Poco sabemos de los comienzos de estos cuadernos. De cómo logró inspirar a sus alumnxs a escribir y compartir sus escritos. De qué dificultades encontró en el camino. De cuáles fueron las resistencias que opusieron lxs involucradxs y sus familias. Pero en fin, fue una experiencia exitosa y maravillosa. Y por lo tanto, digna de intentar reproducirse. Esto es lo que me pasó a mí cuando quise hacerlo… “¿Qué pasaría si nos preocupáramos por ver qué hay en los ojos de los demás? ¿Y si los demás nos miraran así? Nos dijéramos o no nos dijéramos las cosas, sería una forma de relación tan distinta, tan lejana al cómo le va bien y usted. Alguien afirmó, por todo esto, que la poesía es subversiva.” Laura Devetach.
En el profesorado nos enseñan que para ser buen docente es necesario generar propuestas motivadoras, que resulten significativas para el educando y permitan formar un pensamiento crítico y profundo de la realidad. Lo que no nos enseñan es cómo hacerlo. Yo tuve la suerte de cruzarme, durante mi residencia, con un grupo de chicos que me dio algunas pistas de cómo encaminarme. |
AutoresLa mano escritora, por ahora, es María Fernanda Pellegrino. Publicaciones
Abril 2019
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